Ahora que el Mes de la Herencia Latinx llega a su fin, compartimos algunas de las historias del personal y los socios latinx de Washington Conservation Action, quienes responden a las preguntas: ¿Qué te llevó a dedicarte a este trabajo? ¿Por qué es importante para ti?
As Latinx Heritage month comes to a close, we share a few of the stories of Washington Conservation Action Latinx staff and partners as they answer the questions: What brought you to this work? Why is it important to you?

Karina Solorio (she/her/ella)
Organizadora de Comunidad de Yakima en WCA | WCA Yakima Community Organizer
Creciendo en una comunidad de inmigrantes, era muy consciente de los retos políticos y sociales a los que se enfrentan nuestras comunidades. Desde muy pequeña, comprendí que la defensa y la capacidad de defenderte a ti mismo y a tu comunidad era una necesidad. Necesitamos una voz para sobrevivir en un mundo que no está diseñado para ti. Tuve que aprender a encontrar esa voz desde una edad muy joven, al tener que aprender a traducir e interpretar para mi familia, algo que muchos niños de primera generación tienen que hacer.
A crecer, mi pasión y dedicación por proteger nuestro ambiente y planeta crecieron conmigo. Siendo de primera generación me dio una perspectiva única del mundo. Me hizo ver que el cambio climático no es solo una cuestión científica, sino también de equidad y del derecho a prosperar. Las cuestiones medioambientales están profundamente relacionadas con los retos a los que se enfrentan nuestra comunidades de inmigrantes y de bajos ingresos, que a la mayoría de las veces se encuentran en primera línea del daño medioambiental. Al crecer en el norte de California, vi de primera mano cómo los miembros de mi comunidad, incluida mi propia familia, trabajaban largas y fatigosas horas al aire libre en la agricultura y la construcción, expuestos a productos químicos agresivos y condiciones climáticas extremas, con poca o ninguna protección. Ahora, como adulta, veo que ocurre exactamente lo mismo en mi comunidad de Yakima, donde una vez más es nuestra gente, los inmigrantes y los trabajadores de bajos ingresos, quienes soportan el peso del abandono medioambiental y la injusticia.
Me dedique a este trabajo no solo porque me preocupa el planeta, sino porque me preocupa defender a las comunidades que no son ignoradas y marginadas, como la mía. Creo que es esencial que las voces de los más afectados sean escuchados, centrados y empoderados para luchar por la justicia climática.
Growing up in a community of immigrants, I was keenly aware of political and social challenges our communities faced. From an early age, I understood that advocacy and being able to advocate for yourself and your community was a necessity. You need a voice to survive in a world that wasn’t designed to work with you. I had to learn to find this voice early on by having to learn how to translate and interpret for my family, something many first generation children have to experience.
As I got older my passion and dedication for protecting our natural environment grew. Being a first-generation gave me a unique lens on the world. It made me see how climate change is not just about science but also about equity and the right to thrive. Environmental issues are deeply connected to the challenges our immigrant and low-income communities face, oftentimes being at the frontline of environmental harm.
Growing up in Northern California, I saw firsthand how members of my community, including my own family, worked long, exhausting hours outdoors in agriculture and construction, exposed to harsh chemicals and extreme weather with little to no protections. Now, as an adult I see the exact same thing happening in my community of Yakima where once again it is our people, immigrants and low-income workers bearing the brunt of environmental neglect and injustice.
I came into this work not just because I care about the planet, but because I care about advocating for communities that are overlooked and marginalized, like my own. I believe that it is essential that the voices of the most impacted are heard, centered, and empowered to fight for climate justice.

Mariana Turrubiates García (she/her/ella)
Coordinadora de Desarrollo en WCA | WCA Development Coordinator
Cuando yo era pequeña, mi familia me enseñó que la naturaleza era parte de mi: a no temer al mar si no a respetarlo, a no molestar a las hormigas y a los grillos mientras jugaba en el pasto. Cuando aprendí a nadar en el río de mi comunidad, desarrollé una conexión profunda con la madre tierra. Fue tan grande mi impresión al ver el río enfermo, seco, y lleno de basura. Sentí un dolor en mi corazón como nunca antes, era para mí como ver a alguien de mi familia débil, enfermo y encima violentado. Me llené de coraje, estaba herida al igual que el río y decepcionada de mi propia comunidad que no hacía nada por socorrerlo.
Esto me motivó a la acción ¿Qué haces cuando alguien de tu familia es tratado mal? Lo ayudas inmediatamente. Me organicé con amigos e invité a mi comunidad a una limpieza al día siguiente. Logramos limpiar el río, y desde ese momento me di cuenta que todo el cuidado y apoyo que yo le daba a la naturaleza, me lo estaba dando a mi misma. Cuando he participado reforestando o limpiando, se que he estado dándole amor a nuestra madre, la madre tierra.
Cuando migre a Seattle de México, lo primero que hice fue aprender acerca de lo que me rodeaba en esta nueva tierra. Fui al Arboretum a saludar y presentarme con los pinos, los Douglas Fir. Me senté en silencio para acompañarlos y agradecerles por su presencia. Sentir su cobijo y protección fue muy especial para mi.
Después decidí dedicar mi carrera profesional al servicio de la naturaleza. Descubrí el trabajo de WCA y decidí ser parte de él. WCA al igual que yo, ve la relación sagrada entre las personas y la naturaleza, sabe que uno no puede sobrevivir sin el otro, y esto en mi opinión, es el elemento más importante para luchar por la justicia ambiental.
Somos parte de la naturaleza y la naturaleza es parte de nosotros. Hemos estado por mucho tiempo ignorando esta conexión y esta armonía que nuestros ancestros vivían. Si dañamos a la naturaleza, nos dañamos a nosotros mismos. Me duele ver cómo las personas han olvidado esta relación sagrada, la cuál fue cultivada por nuestros antepasados.
Todos nosotros, no importa tu origen, venimos de comunidades que en algún punto fueron guardianes y protectores sabios que cultivaban el delicado equilibrio entre la naturaleza y los seres humanos. Se que muchos aún no logran comprenderlo. La colonización, la revolución industrial, el capitalismo y más constructos sociales han dañado nuestra conexión con lo que nos da sustento, con la madre naturaleza. Mi trabajo en WCA es importante para mi porque cuando yo cuido y apoyo a este planeta, estoy cuidando y apoyando a mi hogar, a mi misma y a mi comunidad.
When I was a child in Mexico, I was taught that nature is my relative: to respect the sea, to care for all the ants and crickets that I found when playing in the grass. I even learned to swim in one of the rivers of my community. When I saw this river growing dry and filling with garbage, my heart broke. That filled me with pain and anger because I saw my relative, the river, hurt and disrespected by its own people.
This pushed me to organize my community to clean up the river. From then on, I started to look for other ways of caring and supporting mother earth everywhere I went (like reforesting or cleanup campaigns).
When I arrived in Seattle from Mexico, the first thing I did was to learn about my relatives here. I sat down in silence with the Douglas firs and listened. Feeling their presence was very special.
Then, I decided to make a career change. I found all the work that WCA has been doing and wanted to be part of it. WCA centers the sacred relationship between people and nature which is the most important element, in my opinion, to fight for environmental justice.
We are part of nature and nature is part of us. We have been breaking this sacred balance. By affecting nature, we are affecting ourselves. It hurts me to see how disconnected we are from the old ways.
All of us, at some point in our lineage, come from stewards like this. Alas, some people have forgotten. Colonization, the industrial revolution, capitalism and more have severed these connections. This work is important to me because I care about my home and about my relatives who give us life, because I care about myself and my community.

Lucero Mendez (she/her/ella)
Organizador regional, Yakima, Poder LatinX | Regional Organizer, Yakima, Poder LatinX
Poder Latinx, tiene representaciones en varios estados y busca crear una ola política donde la comunidad Latinx desempeña un importante función en la transformación de nuestro país.
La justicia ambiental es algo muy personal para mí. Criado en Yakima, Washington, en las tierras ancestrales de la nación Yakama, mi llamada a la justicia ambiental nació del legado de mi familia como trabajadores agrícolas latinos desde la década de 1970. Su resistencia ante el trabajo agotador y la exposición a los pesticidas y la contaminación despertó mi determinación de luchar por el cambio.
Las luchas de mi comunidad reflejan la lucha más amplia contra los daños medioambientales, como la contaminación lechera y el agua contaminada de Yakima. Cómo latina de primera generación, estoy comprometida a apoyar un ambiente saludable y sostenible mediante la promoción de políticas que priorizan los recursos limpios y empoderan todas las voces. Mi misión medioambiental se centra en la equidad, la sanación de nuestro planeta y garantizar que nuestras comunidades prosperen con dignidad y visibilidad.
En Poder Latinx, protestamos por mejores condiciones laborales. Documentamos las historias de los trabajadores agrícolas y amplificamos sus voces. Defendiendo las cuestiones medioambientales locales y dedicada a servir a mi comunidad, mi herencia me impulsa a defender el aire limpio, el agua limpia y las medidas medioambientales equitativas para todas las comunidades.
Poder Latinx, which has branches in many states, seeks to build a political wave where the Latinx community plays a key role in the transformation of our country.
Environmental justice is deeply personal for me. Raised in Yakima, Washington, on the ancestral lands of the Yakama Nation, my calling to environmental justice was born from my family’s legacy as Latino farmworkers since the 1970s. Their endurance through grueling labor and exposure to pesticides and pollution sparked my resolve to advocate for change.
My community’s struggles mirror the broader fight against environmental harms, like Yakima’s dairy pollution and contaminated groundwater. As a first-generation Latina, I’m committed to supporting healthy, sustainable environments through pushing policies that prioritize clean resources and empower all voices. My environmental mission is about equity, healing our planet, and ensuring our communities thrive with dignity and visibility.
At Poder Latinx, we protest for better working conditions. We document farmworkers stories and amplify their voices. Advocating for local environmental issues dedicated to serving my community, my heritage drives me to champion clean air, safe water, and equitable environmental policies for all communities.

Maricela Santana (she/her/ella)
Coordinadora de Justicia Ambiental, Valle de Yakima, ELLA | Environmental Justice Coordinator, Lower Yakima Valley, ELLA
ELLA busca ayudar a las latinas a encontrar su fuerza interior y llevarla al mundo. ELLA también promueve la participación en las elecciones y la democracia.
Como latina de primera generación y bajos ingresos, crecí en Sunnyside, Washington, en tierras de la nación Yakama. Con el apoyo de programas como Upward Bound, mi familia, amigos, mentores y profesores, pude obtener un título de asociado en la escuela secundaria y, más tarde, una licenciatura en Ciencias Ambientales y Gestión de Recursos en la Universidad de Washington. Visitar las Cascadas del Norte, el Bosque Nacional Olímpico y Yellowstone, y tener el privilegio de aprender de los instructores de la nación Yakama, me enseñó la importancia de cuidar nuestro entorno natural mediante el apoyo de la comunidad y los conocimientos tradicionales para proteger las plantas, la vida acuática y la fauna silvestre de la cuenca del Yakima, en particular el salmón.
Esto me inspiró a regresar al valle del Yakima, donde fui testigo de primera mano de los efectos de la contaminación, incluyendo los pesticidas y la contaminación por nitratos de las grandes industrias que valoraban las ganancias por encima de la salud de mi comunidad.
Mi trabajo es muy importante para mí porque creo que todos los seres tienen derecho a vivir en un espacio donde se sientan seguros, escuchados y libres de ser deportados, explotados y separados de sus familias. Por eso me comprometo a pasar de una economía extractiva a un medio ambiente de vida basado en la democracia profunda y la regeneración (Generación de Movimiento) para garantizar el bienestar de todos.
En mi trabajo, estos conceptos y valores, junto con las aportaciones de la comunidad, han dado lugar a la creación de un equipo multigeneracional de defensa de la justicia medioambiental, sesiones de escucha comunitaria y actividades de divulgación, con el fin de hacer oír nuestras voces para exigir un medio ambiente más equitativo y saludable para nuestras familias, las plantas y la fauna de nuestras comunidades.
ELLA seeks to help Latinas find their inner power and take it out into the world. ELLA also promotes participation in elections and democracy.
As a first generation, low-income Latina, I grew up in Sunnyside, WA, occupying land of the Yakama Nation. With the support of programs such as Upward Bound, family, friends, mentors, and teachers, I was able to pursue an A.A. in high school and later a B.Sc. in Environmental Science and Resource Management at the University of Washington. Visiting the North Cascades, Olympic National Forest, and Yellowstone, and the privilege of learning from Yakama Nation instructors, taught me the importance of caring for our natural environment through the support of community and traditional knowledge to protect plants, aquatic life, and wildlife in the Yakima Basin, particularly salmon.
This inspired me to return to the Lower Yakima Valley, where I witnessed first-hand the harmful effects of pollution, including pesticides and nitrate contamination from large industries that valued profit over the health of my community.
My work is so important to me because I believe every being has the right to live in a space where they feel safe, heard, and free from being deported, exploited, and separated from their families. That is why I am committed to transitioning from an extractive economy to a living environment rooted in deep democracy and regeneration (Movement Generation) to ensure the well-being of all.
In my work, these concepts and values, alongside community input, have led to the creation of a multigenerational Environmental Justice Advocate Team, community listening sessions, and outreach activities, to push our voices to demand a more equitable and healthier living environment for our families, plants, and wildlife in our communities.

Julian Santos (he/him)
Gerente sénior de Clima y Energía Limpia en WCA | WCA Climate and Clean Energy Senior Manager
Al crecer en Miami, sentí personalmente los efectos del cambio climático: fui testigo del aumento de las temperaturas, la frecuencia cada vez mayor de los huracanes y el incremento de los seguros de propiedad que obligó a las familias trabajadoras a abandonar sus hogares.
En mi primer año viviendo en Washington, en 2022, viví el intenso humo de los incendios forestales que asfixió el aire durante días. Esto hizo innegable que la crisis climática es un problema urgente de justicia económica y social que está ocurriendo ahora mismo. Me impulsó a unirme al equipo climático de WCA para garantizar que, hagamos la transición a la energía limpia, abordemos tanto la crisis climática como las desigualdades sistémicas que empeoran.
Este trabajo es fundamental porque una transición justa es la única forma de construir un futuro verdaderamente sostenible. En mi puesto, que se centra en la política de energía limpia en Washington, luchó por políticas que no sólo reduzcan las emisiones de carbono, sino que también creen activamente una economía más justa. No es suficiente con simplemente cambiar la fuente de nuestra calentador, electricidad. También debemos cambiar quién se beneficia. Para mi, se trata de presionar a Washington para que sea líder en garantizar que nuestro futuro de energía limpia sea inclusivo, ofrezca oportunidades y repare los daños del pasado.
Growing up in Miami, I felt the impacts of climate change personally: witnessing temperatures rise, the increasing frequency of hurricanes, and the steep rise in property insurance that pushed working families out of their homes.
Then, in my first year living in Washington in 2022, I experienced the intense wildfire smoke that choked the air for days. This made it undeniable that the climate crisis is an urgent economic and social justice issue happening right now. I was driven to join WCA’s Climate Team to ensure that as we transition to clean energy, we tackle both the climate crisis and the systemic inequities that it makes worse.
This work is critical because a just transition is the only way to build a truly sustainable future. In my role, focusing on clean energy policy in Washington, I fight for policies that not only reduce carbon emissions, but actively create an economy that is more fair. It’s not enough to simply change the source of our heat, electricity and so on. We must also change who benefits. For me, this is about pushing Washington to be a leader in making sure that our clean energy future is one that is inclusive, that provides opportunity, and that repairs past harms.

Oskar Zambrano (he/him/el)
Director de Organización en WCA | WCA Organizing Director
Crecí entre dos mundos: uno marcado por las realidades de las familias trabajadoras e inmigrantes de mi comunidad, y otro moldeado por sistemas que con frecuencia ignoran esas voces. Mi camino hacia la justicia ambiental y social empezó al ver cómo el aire contaminado, el agua insegura y la falta de oportunidades afectan siempre primero a las comunidades sin representación y sin inversión como la mía.
Organizarme se convirtió en mi manera de cerrar esa brecha. Con el tiempo, aprendí que la verdadera justicia conecta con el medio ambiente, la economía, la democracia, y que el poder debe estar en manos de quienes más sufren las consecuencias.
Eso es lo que me trajo hasta aquí: la convicción de que el medio ambiente no se trata solo de la tierra o el agua, sino de la dignidad, la salud y el futuro de nuestra gente.
Este trabajo es personal. Mi familia, como muchas otras, ha vivido las consecuencias de la negligencia ambiental, desde ríos contaminados hasta vecindarios sin áreas verdes para que los niños jueguen. Pero también hemos experimentado el poder de la comunidad: personas que se organizan, se apoyan y se transforman del dolor al progreso.
Cada campaña, entrenamiento y colaboración es una forma de honrar ese legado. Hago este trabajo porque creo que cada niño y niña, sin importar dónde nazca, merece aire limpio, agua segura y un sistema político que escucha y valora nuestras voces. Y como un padre nuevo, esto es muy personal.
En WCA no solo protegemos el medio ambiente de Washington sino también protegemos las historias, las culturas y las comunidades que dan vida a este estado. Para mí, la justicia ambiental es una carta de amor a mis raíces y a nuestro futuro compartido. Se trata de pertenencia, poder y esperanza en acción.
I was raised between two worlds; one defined by the working-class, immigrant realities of my community, and another shaped by systems that too often ignore those voices. My journey into environmental and social justice began by witnessing how polluted air, unsafe water, and limited access to opportunity always hit under-invested and under-represented communities first like my own.
Organizing became my way to bridge that divide. Over time, I learned that real justice means connecting the dots between environment, economy, and democracy, building power so that those most affected can lead.
That’s what brought me here: the belief that our environment isn’t just about the land or the water, but about people’s dignity, health, and the future we all share.
This work is personal. My family, like many others, has lived the consequences of environmental neglect from contaminated rivers to neighborhoods without green spaces for kids to play. Yet, we’ve also experienced the power of community: people organizing, showing up, and transforming pain into progress.
Every campaign, training, and partnership is a way to honor that legacy. I do this work because I believe every child, regardless of where they’re born, deserves clean air, safe water, and a political system that values our voices. As a new father, this is extra personal.
At WCA, we’re not just protecting Washington’s environment, we’re protecting stories, cultures, and communities that make this state vibrant. For me, environmental justice is a love letter to both my roots and our shared future. It’s about belonging, power, and hope in action.
Your donation ensures a sustainable future.